jueves, 11 de julio de 2013

Sombrero de Tixtla: del campo al fandango

No se sabe con certeza cuándo surge o comienza a elaborarse el sombrero tixtleco, por cierto parecido al colombiano


Roberto Ventura/Tixtla

Tixtla es una ciudad histórica, cuna de héroes independentistas, tierra de grandes poetas y escritores. Es reconocida también por sus resonantes sones de tarima, por la gastronomía, por su actividad artesanal a base de palma, con la que se elaboran bolsas, tanates (cestas de palma), diversas figuras humanas y animales, y el original sombrero.

El sombrero tixtleco es trenzado de palma que puede encontrarse blanco o pintado. También, para los más exigentes pueden rotulársele los nombres o figuras que se desee, trabajo que el artesano hace a mano desde el momento de su trenzado.

No se sabe con certeza cuándo surge o comienza a elaborarse el sombrero tixtleco, por cierto parecido al colombiano, pero tal vez tenga su origen en la época Colonial. Cualquier persona que haya visitado esta tierra, se habrá encontrado con estos coloridos sombreros que los músicos y bailadores utilizan en los fandangos.


En entrevista para Pueblo Guerrero, Agustín Barrios Guevara, director del grupo Chintete, músico y bailador de sones de tarima, señala que el sombrero de Tixtla, elaborado en su mayoría en las comunidades de El Troncón y Zacazonapa (pertenecientes a Tixtla) y Monte alegre (Mochitlán), se usa durante el temporal de la siembra, en épocas de lluvia. Cada campesino o artesano se inventa la forma de hormar el sombrero, una de ellas es la que se hace de manera manual, es decir con las manos y fijando alguna de sus partes con los dientes, sea mordiéndolo o masticándolo.

“El proceso para elaborar el sombrero de Tixtla comienza con el corte de la palma, se trata de buscar una palma silvestre, pero no es cualquier palma, sino la que se da en el sol, porque la que se da en el sombra es menos resistente. Buscan las mejores, las grandes y la ponen a secar, luego a hervir, la cosen para que quede blanca. Una vez hervida, la rajan. Para el caso del sombrero le dejan una parte de la costilla para que quede más resistente, más dura y no quede aguadito. Han entrado a los pueblos otras hormas de aluminio, se calientan con gas, que al planchar el sombrero queda muy bien, como de gala”, señala.


Para el caso del sombrero pintado, el campesino o artesano utiliza anilina comercial para pintar la palma. Tanto el sombrero blanco como para el pintado se tejen dos para ponerlos “endosados”, es decir se unen ambas piezas con un ribete trenzado más ancho, que se colocado alrededor, para que vayan unidos y no se zafen.

- ¿Qué comunidad predomina en la producción de sombrero?


- El Troncón es la comunidad donde se hace más sombrero y luego le sigue Zacatzonapa, donde se teje el sombrero endosado. Hay una particularidad en la elaboración, lo hacen las señoras, no lo tejen los hombres; los señores solo se encargan de hormar, es decir, de darle forma con las manos. Y ahora con el planchado con máquina con gas, pues lo hacen los señores, tienen como talleres.

- ¿Viven los campesinos o artesanos de la elaboración de sombrero?

- Sí, en parte, más bien son campesinos, en los ratos que tienen libres se dedican a eso, así se reparten la labor: el señor va a traer la palma, la señora se encarga de hervir y tejer.

- ¿Cuál es el costo de un sombrero tixtleco?

- Está muy barato, el que vaya a Tixtla lo encuentra de 45 pesos; muy barato y el más caro son los que llevan nombre, los que le hacen el trabajo de su nombre, lo están vendiendo por ejemplo en 80 pesos. Lo tejen desde que lo van haciendo en la palma. Como quieras te hacen el sombrero.

- ¿Dónde los distribuyen?

- No, no se comercializa. El sombrero se vende allí nada más, en la zona. Ahorita está teniendo mucha aceptación por el son, porque este es el sombrero de Tixtla. En el fandango se acostumbraba el sombrero de Costa Chica, el sombrero de San Luis Acatlán que llegaba a Tixtla, pero varios hemos adoptado este. Estamos metiendo el sombrero de Tixtla en el mismo fandango y hay muchos grupos de danza que les gusta o muchos fandangueros y músicos le están poniendo la vista en el sombrero de Tixtla para bailar los sones de Tixtla.

- ¿Hay un sombrero similar en todo el país al de Tixtla?

- No. Se parece al colombiano, eso nos han dicho, pero ya he visto el colombiano y es un poco delgadito, más finito, pero en las figuras sí se parecen algunos. De hecho me parece que el sombrero tlixteco no tiene ninguna influencia colombiana, pero indudablemente hay un paralelismo no propiciado. Igual en otros lados del país, por ejemplo en Puebla hacen un tipo de tejido para sombrero con figura o tejido de colores.

Periódico Pueblo Guerrero, 12 de julio de 2013

lunes, 1 de julio de 2013

Juan Reynoso: El Guache del Ancón

Roberto Ventura Pérez

El lunes 24 de junio, se cumplió el 101 aniversario del natalicio de Juan Reynoso Portillo, extinto músico y virtuoso violinista nacido un lunes 24 de junio de 1912, el mero día de San Juan, y acaecido la madrugada del jueves 18 de enero de 2007, víctima de un padecimiento renal.

“No me acuerdo bien cuándo nací, sólo tengo presente la pobreza, y que me cambié el apellido porque me gustaba más el de mi abuela. Yo debería de ser Betancourt, pero desde que tengo uso de razón me llamo Juan y me apellido Reynoso. Mi mamá se llamó María Luisa Portillo y mi papá Felipe Betancourt, mi abuela era Dorotea Reynoso, y a mí me gustó ponerme Reynoso”, declaraba de manera reiterada el llamado Paganini de Tierra Caliente.

Quizá la consecución del Premio Nacional de Ciencias y Artes 1997, en la rama Artes y Tradiciones Populares, represente el momento cumbre de la carrera artística de este nonagenario músico, asentado en la Tenencia de Rivapalacio, perteneciente a San Lucas, Michoacán. Y desde ahí, con la vara de su violín jalaba la cortina del cielo azul para escuchar el murmullo del río Cutzamala, las corrientes del río Balsas que en su loca carrera hacia el pacífico resuenan como carcajadas, desde donde divisaba su ciudad adoptiva Altamirano y desde donde suspiraba por su siempre recordado Ancón de Santo Domingo, la tierra donde enterraron su ombligo.

Tal vez valga para efecto de nuestro comentario dividir su vida en dos etapas: la primera que iniciaría desde su nacimiento hasta 1996 y la segunda que se abriría con el recibimiento del premio nacional y culminaría en 2007, año de su deceso.

Los inicios

La primera etapa, que abarcar la mayor parte de su vida, es una de las menos investigadas y estudiadas, puesto que la mayoría de las entrevistas publicadas en prensa, radio y televisión (locales, estatales, nacionales e internacionales), se generaron en las vísperas y después de la entrega del premio nacional.

Muy poco se conoce y se difunden sus primeras grabaciones realizadas en la década de los 60 y 70. Entre estos materiales podemos citar los audios de la Disquera Plata, los hechos por su compadre Marco Antonio Bernal, Adán Ortega, los fonogramas que hizo con los hermanos Mondragón (con la tamborita de Salvador Galarza Suárez y la voz femenina de María Elena Herrera) y el Dueto Purépecha.

Por cierto, valga decir que la actriz Stella Inda fue una de las grandes promotoras de Reynoso. Gracias a ella, Don Juan perdió el miedo escénico a la actuación en los grandes escenarios de la Ciudad de México. Incluso, existe la versión de que ella fue quien le propuso al maestro conformar con el guitarrista michoacano, el Dueto Purépecha.

El reto para sus biógrafos es juntar estos materiales y concentrarlos en un espacio, para que las nuevas generaciones le den la oportunidad de conocer y estudiar la obra completa del extinto músico calentano.

Del legado más conocido podemos encontrar las producidas por discos Corasón (Tierra Caliente -/Balsas y Tepalcatepec/, Jalisco y Río Verde), primero en cassette y luego en CD; el material de la Universidad Autónoma de Guerrero (1980), que por cierto fue remasterizado en el año 2000 por la disquera Pentagrama.

Me parece que en este material es donde se registra a un Juan Reynoso más vigoroso con la vara y el violín, con un vibrato impecable, que no se oye en ninguna de las grabaciones que le siguieron. Representaría su mejor momento.

Otro de los materiales más escuchados es el producido por Conaculta, que después fue retomado nuevamente por Pentagrama (mayo de 1997), grabado en vivo en el Auditorio de los Gobernadores del Museo Regional de Chilpancingo.

Tampoco se sabe mucho sobre su paso en la UAG. Valga recordar que en 1973, Rosalío Wences Reza, entonces rector de la Universidad Autónoma de Guerrero, lo invitó a trabajar como becario de ese centro universitario con el objetivo de difundir la música tradicional de Tierra Caliente. Reto que aceptó, pero su carácter, aunado a su formación lírica como músico y violinista, le impidió crear un sistema de enseñanza-aprendizaje con los alumnos inscritos en su cátedra. Al poco tiempo se retiró de la UAG.

Consecución de la presea nacional
Sin lugar a dudas, el Premio Nacional de Ciencias y Artes 1997, en la rama Artes y Tradiciones populares, cambió la vida y la carrera artística de El Guache del Ancón. Más conciertos, reconocimientos, grabaciones, galardones y homenajes, se sumaron a su historial.

Aún recuerdo aquella mañana del miércoles 17 de diciembre de 1997, cuando en el salón Adolfo López Mateos de la residencia oficial de Los Pinos, Ernesto Zedillo, entonces presidente de la República, pronunció un breve discurso en la entrega de estas máximas preseas que reconocen el talento de la comunidad científica, cultural y artística de México.

Las líneas más significativas fueron: “En nombre de todos los mexicanos es para mí motivo de gran emoción hacer un reconocimiento, el mayor que ofrece el Gobierno de la República, a siete artistas, pensadores e investigadores sobresalientes, por su talento, sus conocimientos, su disciplina y su dedicación vitalicia en beneficio de la sociedad. Felicito muy sinceramente, a los maestros Germán List Arzubide y a Arturo Ripstein, a los doctores Rodolfo Stavenhagen, Jesús Adolfo García Sáinz, Baltasar Mena Iniesta y Feliciano Sánchez Sinencio, y al músico Juan Reynoso Portillo, que hoy reciben los Premios Nacionales de Ciencias y Artes correspondientes a 1997”.
Momento histórico para la música tradicional de Tierra Caliente: la entrega del Premio Nacional al virtuoso violinista calentano, Juan Reynoso Portillo, El Guache del Ancón de Santo Domingo, quien a los 85 años de edad se convertía en el primer músico calentano en ser el recipiendario de esta presea; el segundo laureado en la historia de la región calentana (el zirandarense Ignacio Chávez Sánchez la obtuvo en 1961, en la rama Ciencias Físico-Matemáticas y Naturales) y la séptima presea para el Estado de Guerrero, Artesanos y Artesanas de la laca de Olinalá (1993); Silvestre Tiburcio Noyola Hernández (2001); Cooperativa La Flor de Xochistlahuaca; Francisco Chico Coronel (2007); y el igualteco Guillermo Soberón Acevedo (1980), en la rama Ciencias Físico-Matemáticas y Naturales.
Para la consecución de la presea nacional fueron muy importantes los trabajos realizados por el entonces Instituto Guerrerense de la Cultura, hoy secretaría de Cultura de Guerrero y el trabajo desplegado por la periodista y promotora cultural norteamericana Lindajoy Fenley, a quien conoció en 1993. Mientras que el primero se avocó a integrar la currícula de Don Juan, la segunda armó toda una estructura logística para resaltar el virtuosismo de este guache calentano.

Quizás la promoción e impulso que Lindajoy le dio a la carrera de Reynoso no tenga antecedentes en la música tradicional de Tierra Caliente y haya poco que comentar. Sin duda, representa uno de los esfuerzos más completos y acabados para promover la vida y obra del maestro, basta mencionar que entorno a su figura, le organizó siete encuentros musicales denominados “Dos Tradiciones” (1997-2003).

Con el premio en la mano y en su carácter de administradora del fondo especial para la promoción y difusión de la obra de Reynoso ante el FONCA, Lindajoy creó y dirigió personalmente la asociación civil “Dos Tradiciones, AC y aprovechó el boom que provocó el galardón. De manera inteligente sumó a su movimiento cultural las casas de cultura de la región calentana, a determinados viejos músicos tradicionales, a algunos promotores y documentalistas, que le permitieron realizar un turismo cultural que iniciaba en Estados Unidos de Norteamérica, hacía escala en la capital del país y concluía en Tierra Caliente, con extensiones en otras entidades. Todo acompañado con programas de radio, edición de una revista cultural, talleres de música y baile, producción discográfica, incluso instituyó una Escuela de Música denominada “Dos Tradiciones, AC”, donde crearon la Cátedra Juan Reynoso, proyecto que hasta donde sé, no se consolidó.

Gracias a Lindajoy, el músico calentano participó en 1996 en el Fiddle Tunes Festival en Port Townsend, Washington, el encuentro tradicional de violinistas tradicionales de Estados Unidos y otros países; asimismo participó en el concierto organizado en el Polyforum Cultural Siqueiros y fue objeto de homenaje en el Museo Nacional de Culturas Populares, a unos meses de recibir el premio nacional.

El círculo cultural iniciado por Lindajoy, lo cerró de manera perfecta Paul Anastasio, el llamado Gringo Calentano, que documentó en audios, video y partitura el trabajo de Don Juan.

Con la muerte del maestro Juan Reynoso, el ciclo de los gringos calentanos terminó, pero se abrieron otros; algunos de ellos promovidos por Conaculta, que a través del Programa de Desarrollo Cultural de Tierra Caliente, armó una serie de eventos en la capital del país. Trabajos que hoy día se han socializado a otros músicos tradicionales.

El mejor homenaje que podemos hacer al maestro acaecido es revalorando su legado y valorando el trabajo de las nuevas generaciones de músicos tradicionales que día con día están brotando a la ribera del río Balsas.

El 24 de junio se cumplió el 101 aniversario del natalicio de Juan Reynoso Portillo, extinto músico y virtuoso violinista nacido un lunes 24 de junio de 1912 y acaecido la madrugada del jueves 18 de enero de 2007, víctima de un padecimiento renal

Juan Reynoso Portillo El Guache del Ancón, extinto músico y virtuoso violinista que recibió el Premio Nacional de Ciencias y Artes 1007, en la rama Artes y Tradiciones Populares

 
Publicado en los periódicos:
 
Suplemento Vida y Sociedad, en El Faro de la Costa Chica, 28 de junio de 2013
 
 
Periódico Pueblo Guerrero, 1 de julio de 2013.